sábado, enero 25, 2025
 

¿La solución al hambre y al desperdicio? Conocé ZEST: el revolucionario proyecto que convierte residuos agrícolas en proteínas sostenibles

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En un mundo enfrentado al desafío de alimentar a una población en constante crecimiento sin comprometer los recursos del planeta, un proyecto liderado por el Danish Technological Institute está marcando un nuevo camino. Bajo el nombre de ZEST, esta iniciativa promete revolucionar la producción de alimentos y bioproductos sostenibles utilizando una fuente inesperada: los hongos comestibles.

Transformar residuos agrícolas en recursos valiosos

El corazón del proyecto ZEST radica en un enfoque que mezcla innovación y sostenibilidad. Aprovechando subproductos agrícolas como residuos de remolacha azucarera, granos sobrantes de la producción cervecera y cáscaras de frutas, los investigadores están cultivando hongos en biorreactores especialmente diseñados.

Este proceso permite transformar estos materiales, que de otro modo se descartarían, en una biomasa rica en proteínas y otros compuestos valiosos como la quitina. Según Xiaoru Hou, directora del proyecto, “estas proteínas fúngicas pueden emplearse directamente o extraerse para su uso en alimentos, medicinas y hasta bioplásticos”.

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Resolviendo dos desafíos globales: alimentos y desechos

La propuesta del proyecto ZEST aborda simultáneamente dos problemas cruciales:

  1. La creciente necesidad de fuentes de proteínas sostenibles: Mientras las opciones tradicionales como la carne y las legumbres demandan enormes cantidades de agua, tierra y recursos, las proteínas derivadas de hongos se producen con un impacto ambiental considerablemente menor.
  2. La lucha contra el desperdicio de alimentos: Convertir subproductos agrícolas en insumos valiosos no solo reduce desechos, sino que también optimiza los recursos existentes.

“Este método requiere poca agua y genera significativamente menos emisiones de gases de efecto invernadero que las técnicas convencionales de producción de proteínas”, explica Anne Christine Hastrup, coordinadora del proyecto.

Beneficios que trascienden el medio ambiente

El potencial de los hongos no se limita a la sostenibilidad ambiental. Los expertos destacan que las proteínas derivadas de hongos son altamente nutritivas, más fáciles de digerir que muchas proteínas vegetales y contienen vitaminas esenciales como la B12 y la D. Además, su sabor neutro las convierte en un ingrediente versátil para alimentos y bebidas.

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El rol de la inteligencia artificial

En el laboratorio, la tecnología desempeña un papel crucial. Utilizando inteligencia artificial (IA), los investigadores analizan datos en tiempo real sobre las condiciones del cultivo, ajustando parámetros como temperatura y pH para maximizar el crecimiento de los hongos.

“Con modelos de aprendizaje automático, podemos predecir cómo los hongos se comportan en diferentes residuos agrícolas y optimizar el rendimiento del proceso”, detalla Kristian Damlund Gregersen, integrante del equipo de investigación.

Alineado con las metas de sostenibilidad de la Unión Europea

Con un presupuesto de casi 7,5 millones de euros y cofinanciado por la iniciativa Circular Bio-Based Europe Joint Undertaking, el proyecto ZEST avanza en línea con la estrategia Farm to Fork de la UE. Este plan busca garantizar sistemas alimentarios sostenibles y seguros, clave para la transición hacia una economía bio-basada.

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Una hoja de ruta para la bioeconomía

El proyecto, que se extenderá hasta 2028, no solo busca producir proteínas a gran escala. También aspira a perfeccionar los procesos de postproducción, evaluar la viabilidad económica y probar aplicaciones concretas en alimentos y alimentos para mascotas.

Con socios en Alemania, Letonia, España y Serbia, ZEST podría convertirse en un modelo global para integrar tecnologías sostenibles en la producción de alimentos.

 
 
 

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