El Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE), a través de su Oficina de Tecnologías Bioenergéticas (BETO, por sus siglas en inglés), anunció dos importantes iniciativas de financiación para proyectos de investigación y desarrollo (I+D) en dos áreas estratégicas: biopropano y químicos verdes, y sistemas de cultivos y procesamiento de algas. La medida busca revolucionar la bioeconomia del país, fortaleciendo las cadenas de suministro locales, apoyando economías rurales y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
La oportunidad de financiación prevista para el propano sostenible y químicos renovables (SPARC) está dirigida a apoyar la producción de productos químicos y biocombustibles a partir de biomasa y residuos domésticos para ayudar a asegurar las cadenas de suministro nacionales, apoyar el crecimiento de las economías rurales y aumentar la competitividad del país en la industria de la biotecnología y la biofabricación. La oportunidad de financiación prevista para la maximización del rendimiento de los sistemas de algas (MASY) apoyaría la I+D aplicada a los sistemas de algas para mejorar la producción asequible de biocombustibles y bioproductos.
Transformando el sector químico
Estados Unidos es el segundo mayor productor de productos químicos del mundo. El sector químico también es fundamental para la industria nacional, ya que más del 96% de los bienes estadounidenses se fabrican con productos del sector químico, y para la fuerza laboral estadounidense, ya que la industria química emplea directamente a más de medio millón de personas. Además, el 4,2% de los hogares estadounidenses y el 7,8% de los hogares del Medio Oeste utilizan propano o gas licuado de petróleo (GLP) como combustible principal para calefacción, y los hogares rurales utilizan el 80% de todo el consumo doméstico de propano.
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La producción de productos químicos y propano/GLP a partir de recursos nacionales de materias primas renovables podría ayudar a fortalecer las cadenas de suministro nacionales, promover la sostenibilidad de la industria al aumentar la eficiencia energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, en última instancia, dar como resultado menores costos de energía para los hogares.
Innovando con algas: un recurso subutilizado
La investigación y el desarrollo de sistemas avanzados de algas representan una oportunidad para expandir de manera sostenible el potencial de los recursos de biomasa en los Estados Unidos. Las algas, una fuente abundante y renovable de biocombustibles, tienen propiedades únicas que pueden convertirse para producir biocombustibles y bioproductos, reduciendo las emisiones netas del transporte y la industria nacionales. Si bien los sistemas de algas pueden ser altamente productivos, existen barreras técnicas que limitan la expansión de las algas como materia prima de bioenergía nacional.
La oportunidad de financiamiento de MASY abordará estos desafíos centrándose en el cultivo de sistemas de algas y la investigación y el desarrollo de preprocesamiento para promover el desarrollo asequible y confiable de tecnologías innovadoras de algas que puedan ayudar a los desarrolladores de algas a llevar estos nuevos bioproductos al mercado. La potencial NOFO de MASY podría incluir hasta U$S 10 millones en fondos federales y se espera que se libere en enero de 2025.
Impacto en la bioeconomía estadounidense
Ambos programas se alinean con objetivos estratégicos nacionales, como la iniciativa Clean Fuels and Products Shot™ y el Sustainable Aviation Fuel Grand Challenge, que pretenden acelerar la transición hacia combustibles limpios y productos sostenibles. Además, la financiación fomentará alianzas entre el gobierno, la industria y la academia, consolidando el liderazgo de Estados Unidos en bioeconomía.
Ambos programas otorgarán acuerdos de cooperación de hasta tres años de duración, incentivando investigaciones con alto impacto para los sectores público y privado.
Una apuesta por el futuro sostenible
Las convocatorias incluirán información sobre requisitos de elegibilidad y registro. Este es un momento clave para que investigadores, empresas biotecnológicas y desarrolladores de energía sostenible se unan al esfuerzo por transformar la bioeconomía.
Con un total de U$S 33 millones en juego, estas iniciativas de BETO no solo refuerzan el compromiso de Estados Unidos con un futuro energético limpio, sino que también posicionan al país como líder global en tecnologías bioenergéticas y químicas renovables. La oportunidad de innovar nunca ha sido tan prometedora, y el impacto podría trascender fronteras, llevando sostenibilidad y desarrollo a nuevas alturas.