Brasil inicia el 2025 con una agenda cargada de proyectos y decisiones cruciales para la industria de los biocombustibles. En un contexto global donde la transición energética se acelera, el país está dando pasos firmes no solo para ampliar su producción de bioetanol, sino también para impulsar su uso dentro de la matriz energética. Este enero se dio un importante avance con la aprobación del protocolo de pruebas para aumentar la mezcla de etanol anhidro en la gasolina de 27% a 30%, un movimiento que podría marcar un antes y un después en el mercado del bioetanol.
A principios de año, el Ministerio de Minas y Energía (MME) coordinó una reunión que aprobó el protocolo para evaluar la viabilidad técnica del aumento de la mezcla. Las pruebas serán realizadas por el Instituto Mauá de Tecnología (IMT) durante los primeros meses de 2025, con la participación de importantes actores de la industria automotriz y del sector de los biocombustibles.
Según Pietro Mendes, Secretario Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles, este paso es esencial para acelerar las políticas de transición energética del país, y lo que está en juego es no solo un aumento de la eficiencia del biocombustible, sino también una reducción en las importaciones de gasolina, contribuyendo a la sostenibilidad económica y ambiental de Brasil.
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Sin embargo, los avances regulatorios no son los únicos motores del sector. En paralelo, Brasil está recibiendo importantes inversiones que consolidan aún más su liderazgo en la producción de bioetanol y otras tecnologías emergentes, confirmando que 2025 será un año clave para la industria. A continuación, detallamos algunos de los proyectos más destacados:
Grupo Progresso y BrasBio invierten en etanol de maíz
El Grupo Progresso, en asociación con BrasBio, está destinando R$ 1,2 mil millones (aproximadamente USD 204 millones) a la construcción de una nueva planta para producir etanol de maíz. El proyecto incluye la producción de etanol, con una capacidad de 360 millones de litros anuales, y la producción de 250.000 toneladas de DDGS (granos secos destilados), un subproducto valioso para la alimentación animal. La planta se espera que esté operativa en 2026 y utilizará tecnología avanzada para optimizar el proceso de fermentación, contribuyendo significativamente al mercado nacional de bioetanol y a la diversificación de los insumos agrícolas.
GranBio apuesta por la biorrefinería Exygen
Por su parte, GranBio anunció una inversión de R$ 1,5 mil millones (aproximadamente USD 255 millones) en su biorrefinería Exygen, ubicada en el estado de Alagoas. Este proyecto busca transformar residuos de biomasa, como la caña de azúcar y otras fuentes orgánicas, en bioetanol y otros productos de alto valor añadido. La planta tendrá una capacidad de producción de 82 millones de litros de etanol al año, además de generar energía renovable a partir de la biomasa. La puesta en operación está prevista para 2026. La tecnología empleada será de última generación, lo que permitirá una mayor eficiencia en la conversión de biomasa en biocombustibles y subproductos.
La IFC financia a São Martinho con hasta USD 165 millones
En un movimiento significativo, la Corporación Financiera Internacional (IFC), miembro del Grupo Banco Mundial, ha aprobado una financiación de hasta USD 165 millones para la productora brasileña São Martinho. Esta inversión tiene como objetivo expandir la capacidad de producción de etanol y energía renovable, en un esfuerzo por mejorar la competitividad de la empresa y consolidar su posición en la industria bioenergética. Este financiamiento se destinará a la modernización y ampliación de sus instalaciones en São Paulo, con un enfoque en la optimización de la producción de etanol y la implementación de soluciones sostenibles que favorezcan la transición energética. São Martinho se destaca como uno de los principales productores de azúcar y etanol en Brasil, y esta inversión fortalecerá aún más su capacidad de generar energía renovable.
Raízen y el impulso al etanol de segunda generación (E2G)
Por último, la gigante Raízen, que ya es un referente en la producción de etanol y azúcar, recibió la aprobación de un préstamo de R$ 1 mil millones (aproximadamente USD 170 millones) por parte del BNDES para la construcción de una nueva planta de etanol de segunda generación (E2G). Esta tecnología utiliza residuos de caña de azúcar, como la paja, para producir bioetanol, lo que permite aprovechar al máximo la materia prima y aumentar la eficiencia de la producción. La planta, que estará ubicada en Andradina, São Paulo, se espera que esté operativa en 2028 y tendrá una capacidad de producción de 82 millones de litros de etanol por año. Este proyecto es clave para el desarrollo de tecnologías disruptivas en el sector y se alinea con los esfuerzos de Brasil por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El futuro del bioetanol en Brasil
Con la aprobación de la prueba para la mezcla de etanol a un 30% en la gasolina, sumado a la lluvia de inversiones en biocombustibles y la mejora de las tecnologías de producción, Brasil está posicionándose como un jugador central en la transición energética mundial. Con proyectos que van desde el etanol de maíz hasta la segunda generación, pasando por el desarrollo de biorrefinerías y el financiamiento internacional, 2025 promete ser un año de consolidación para el bioetanol en Brasil, asegurando un futuro más verde y sostenible para el país.
