Los ferrocarriles, esos gigantes de acero que han sido la columna vertebral del transporte de carga durante más de un siglo, enfrentan un desafío crucial: reducir su huella de carbono sin comprometer su eficiencia. En este contexto, el Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE) está apostando fuerte por el bioetanol como una solución innovadora y sostenible. La clave del plan reside en los sistemas duales de combustibles, una tecnología que podría revolucionar el sector ferroviario al permitir el uso de bioetanol hidratado en locomotoras diésel.
Una solución a bordo: bioetanol en sistemas duales
En colaboración con Progress Rail, una subsidiaria de Caterpillar, el Laboratorio Nacional de Argonne está desarrollando un sistema secundario de combustible que puede instalarse en locomotoras existentes para suministrar bioetanol hidratado. Este avance es crucial, ya que permitiría una transición más rápida y económica hacia energías más limpias sin necesidad de reemplazar toda la flota ferroviaria.
El bioetanol hidratado se diferencia del bioetanol tradicional en su composición: contiene una mayor proporción de agua, lo que reduce el consumo energético durante su producción. Pero lo más importante es que su combustión en los motores ferroviarios disminuye significativamente las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), responsables de la contaminación del aire y de enfermedades respiratorias.
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Ferrocarriles y contaminación: un problema de vieja data
De acuerdo con un estudio del California Air Resources Board, los ferrocarriles ocupan el segundo lugar en generación de emisiones de NOx debido al uso de locomotoras antiguas para el transporte de carga pesada. Esta situación es especialmente crítica en zonas portuarias, donde el tráfico ferroviario es constante y la contaminación afecta a comunidades cercanas.
La estrategia del DOE busca atacar este problema desde dos frentes: por un lado, reduciendo la contaminación en origen gracias al bioetanol hidratado y, por otro, facilitando la adopción de esta tecnología mediante la incorporación de sistemas de combustión dual en locomotoras ya en servicio.
Más que una reducción de emisiones: los beneficios del bioetanol
El bioetanol no solo ofrece ventajas en términos de reducción de NOx y gases de efecto invernadero (GEI), sino que también aporta un beneficio clave en el contexto de la sostenibilidad: el ciclo de carbono cerrado. A diferencia del diésel, que libera carbono fósil acumulado durante millones de años, el bioetanol proviene de cultivos como el maíz y la caña de azúcar. Estas plantas absorben dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera durante su crecimiento, compensando en parte las emisiones que se generan al quemar el combustible.
Además, al utilizar bioetanol hidratado, se disminuye la demanda de procesos de destilación intensivos en energía, lo que se traduce en una menor huella de carbono en toda la cadena productiva. A esto se suma la posibilidad de reducir costos operativos, ya que el bioetanol puede ser más económico que el diésel, dependiendo de los mercados y la disponibilidad local.
Una transición posible y rentable
El desarrollo de motores de combustión dual es una estrategia inteligente para acelerar la transición energética en el sector ferroviario. En lugar de esperar a que los trenes eléctricos o a hidrógeno se vuelvan masivos y económicamente viables, la integración del bioetanol hidratado en la infraestructura ferroviaria actual permite avanzar en la descarbonización sin necesidad de inversiones colosales.
EE.UU.: Los ferrocarriles aceleran la reducción de emisiones con biocombustibles
El DOE y Progress Rail han demostrado que la tecnología está al alcance de la mano. Ahora, el desafío es ampliar su implementación y lograr que los actores del sector ferroviario apuesten por este modelo. Con una política de incentivos adecuada y el compromiso de las empresas, el bioetanol hidratado podría convertirse en el nuevo combustible estrella del transporte ferroviario.
El futuro del ferrocarril es verde
El bioetanol hidratado y los sistemas duales de combustibles representan una oportunidad única para transformar los ferrocarriles en un medio de transporte más limpio y eficiente. Con beneficios que van desde la reducción de emisiones hasta un menor costo operativo, esta tecnología tiene el potencial de cambiar las reglas del juego en la industria ferroviaria.
A medida que el mundo avanza hacia la neutralidad de carbono, el ferrocarril, uno de los pilares del transporte de carga, no puede quedarse atrás. El DOE ha puesto en marcha una estrategia audaz y prometedora. Ahora, la pregunta es: ¿tomarán los operadores ferroviarios el tren del futuro o se quedarán en la estación del pasado?