Desde 2023, la bioeconomía ha dejado de ser un tema marginal en el G20 para convertirse en un pilar estratégico del crecimiento sostenible. Lo que comenzó con la Alianza Global de Biocombustibles bajo la presidencia de India, se consolidó en 2024 con la Iniciativa Global por la Bioeconomía impulsada por Brasil. Ahora, en 2025, Sudáfrica asumió la presidencia del G20 con la misión de darle continuidad a este sendero, fortaleciendo una agenda que busca transformar la economía mundial a partir del aprovechamiento sostenible de los recursos biológicos.
En este contexto, la premier de la provincia sudafricana del Estado Libre, Maqueen Letsoha-Mathae, dejó en claro en la reciente reunión del Grupo de Trabajo de Investigación e Innovación del G20 (RIWG) que la bioeconomía no es solo una herramienta para mitigar el cambio climático, sino un motor de desarrollo que puede potenciar el crecimiento económico, la generación de empleo y la inclusión social, especialmente en los países emergentes.
Un camino de continuidad: del impulso de India y Brasil al liderazgo de Sudáfrica
El avance de la bioeconomía dentro del G20 no es casualidad. En 2023, India sentó las bases con la creación de la Alianza Global de Biocombustibles, un acuerdo clave que reúne a las principales economías para impulsar el desarrollo y la adopción de combustibles renovables a nivel mundial. Este hito marcó un punto de inflexión, consolidando a los biocombustibles como una alternativa viable para la descarbonización del transporte y la seguridad energética.
Brasil tomó la posta en 2024 y amplió la visión con el lanzamiento de la Iniciativa Global por la Bioeconomía, estableciendo los Diez Principios de Alto Nivel sobre Bioeconomía, un marco de directrices voluntarias que abarcan aspectos económicos, sociales y ambientales. Estos principios refuerzan la equidad, la conservación y el uso responsable de los recursos naturales, buscando que la bioeconomía sea un modelo de desarrollo inclusivo y sostenible.
Con Sudáfrica al mando del G20 en 2025, la expectativa es clara: consolidar este legado y traducirlo en políticas concretas que permitan a más países aprovechar los beneficios de la bioeconomía.
Sudáfrica y su apuesta por la bioeconomía como estrategia de desarrollo
Sudáfrica no solo es una de las naciones con mayor biodiversidad del planeta, sino que también ha sido pionera en la construcción de estrategias bioeconómicas. Desde la formulación de su Estrategia Nacional de Biotecnología en 2001 hasta la evolución de su Estrategia de Bioeconomía en 2013, el país ha trabajado para convertir su riqueza biológica en un motor de innovación y crecimiento.
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Con el 10% de las especies vegetales conocidas y el 15% de las especies marinas costeras, Sudáfrica es un destino atractivo para la bioprospección y el desarrollo de bioproductos. Ahora, con la presidencia del G20, tiene la oportunidad de proyectar este modelo a nivel global, promoviendo políticas que equilibren la explotación sostenible de los recursos naturales con el desarrollo industrial y la generación de empleo.
Una agenda ambiciosa para un futuro sostenible
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de Sudáfrica, Blade Nzimande, destacó que la bioeconomía será un eje central durante su presidencia del G20. Entre las prioridades figuran:
- Fortalecer la cooperación internacional en investigación y desarrollo de tecnologías emergentes aplicadas a sectores clave como la energía, la agricultura y la minería.
- Avanzar en la preparación ante pandemias, promoviendo la biotecnología como herramienta clave para la salud pública.
- Impulsar la formación de talento especializado, asegurando que el desarrollo científico-tecnológico tenga un impacto real en las economías locales.
Todas estas iniciativas confluirán en la reunión ministerial del G20 en septiembre de 2025, donde Sudáfrica buscará que el bloque adopte compromisos concretos que consoliden a la bioeconomía como una estrategia de desarrollo a largo plazo.
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La bioeconomía y el G20: ¿qué sigue en el horizonte?
El hecho de que tres países en fila —India, Brasil y Sudáfrica— hayan colocado a la bioeconomía en el centro de sus presidencias del G20 marca un cambio estructural en la visión de las principales economías del mundo. Ya no se trata de iniciativas aisladas, sino de una tendencia global en la que la bioeconomía se posiciona como una respuesta efectiva a los desafíos del siglo XXI.
El crecimiento económico, la seguridad alimentaria, la transición energética y la protección ambiental ya no pueden abordarse de manera separada. La bioeconomía, con su enfoque integrador, permite que estas áreas se complementen, generando un impacto positivo tanto en las economías desarrolladas como en los países en vías de desarrollo.
La pregunta clave ahora es: ¿qué compromisos asumirá el G20 en 2025 para que esta transformación sea irreversible? Con Sudáfrica liderando el camino, el mundo está más cerca de encontrar la respuesta.


